La aceptación es la capacidad de reconocer lo que realmente soy, vivo y viví, lo que me rodea, mis defectos y los ajenos…

Es distinguir lo que podemos cambiar y lo que no para así poder afrontar la situación en la que nos encontremos.

Ser conscientes de nuestra realidad y aceptarla tal como es, es el primer paso para actuar y poner en marcha las acciones necesarias que mantengan nuestro equilibrio emocional.
Aceptar nos deja libres para elegir y decidir mientras que cuando evitamos, ignoramos o negamos la realidad de lo que sentimos o de lo que vivimos nos deja atrapados en esa situación sin darnos la oportunidad de buscar o generar otras alternativas.

A diferencia de la falta de acción que provoca la resignación, el acatamiento o la aprobación, la aceptación nos permite abrimos a nuevas posibilidades, o bien, elegir entre renunciar o preservar las acciones que nos dirijan hacia lo que es importante para nosotros, nuestros valores personales.

“Lo paradógico es que cuando me acepto tal como soy es cuando puedo cambiar”
Carl R. Rogers